El trabajo se propone de analizar la relación entre las undívagas vicisitudes de la aprobación y ratificación del denominado Tratado de Lisboa, tras el abortado intento de Tratado Constitucional europeo, y la incipiente pero poderosa corriente de constitucionalismo material, promocionado por el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas y variamente aceptado por las cortes constitucionales estatales. Este nuevo constitucionalismo se desarrolla ratione cualitatis et cuantitatis en ámbitos desconocidos a la anterior jurisprudencia de la corte comunitaria y necesita una nueva gramática jurídica, novedosos instrumentos epistemológicos para establecer un constante diálogo con las cortes nacionales. El Sonderweg europeo requiere una comparación crítica entre sistemas, la conjugación nacional del léxico comunitario, así como una más estricta colaboración institucional que se va progresivamente extiendo más allá del diálogo judicial. Se analizarán, por tanto, las trazas judiciales de este nuevo constitucionalismo material y su nueva metodología de trabajo.