La acción de los Tribunales ha de ser predecible, rápida y ejecutable. La unificación de doctrina quiere servir el primer objetivo, pero, en beneficio de una mejor interpretación de las normas, con cierta frecuencia se rectifica a si misma; hecho que unido a la multiplicidad de órganos superiores (TS, TC, TJCE y TEDH), crea un riesgo de frustración. Eso si, en un Estado de Derecho, so pena de ruptura revolucionaria, siempre será un Tribunal quien diga la última palabra: Derecho Vivo judicial