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La crisis económica ha venido a acentuar los problemas que arrastraba el periodismo descubriendo muchas de sus debilidades. El crecimiento del sector de la comunicación en España se ha realizado de una forma desmedida, formándose estructuras carentes de toda lógica profesional, con empleos precarios y un deterioro generalizado del prestigio social y la credibilidad de los periodistas. El aumento de medios y de empresas de comunicación no ha traído consigo un incremento de la pluralidad informativa, sino todo lo contrario, ha aumentado la polarización y la "cultura tabloide" ha encontrado un camino abonado para su desarrollo. Para que las cosas cambien, el periodismo debe recuperar sus referentes fundacionales, priorizando la objetividad, el contraste de las fuentes, la separación entre opinión e información y la independencia del poder.
