Los autores exponen datos empíricos que confirman la relación del cambio tecnológico con la desigualdad general de ingresos reinante en catorce países de la Unión Europea. Primero someten a prueba, en varios sectores con densidades de tecnología diversas, la hipótesis de que los avances tecnológicos están sesgados a favor del trabajo cualificado, y comprueban que el progreso tecnológico es complementario de la cualificación profesional. Acto seguido analizan la posible influencia de la evolución de la demanda sectorial de recursos humanos cualificados en la desigualdad de ingresos. En cinco de los ocho sectores estudiados aparece una relación no lineal entre el cambio tecnológico sesgado y la disparidad de ingresos que dibuja una curva en forma de «U» invertida. Ello se debe probablemente al desfase que se registra entre una variación de la demanda de fuerza de trabajo y el ajuste consecutivo de la oferta.