La sociedad contemporánea ensalza la imagen de la juventud, basada en criterios estéticos, al tiempo que precariza la situación de los jóvenes en tanto que individuos. Esta paradoja es especialmente paradigmática en la cuenca mediterránea, donde la fractura entre las dos orillas resulta relevante para los estudios demográficos y las teorías del choque de civilizaciones. El análisis de factores como las migraciones o las tasas de fecundidad destaca la escasez de jóvenes que experimentará el área mediterránea en las próximas décadas, fenómeno cuyo alcance dependerá en último término del marco político y socioeconómico de cada país.