El autor describe con gran acidez humorística los vicios y fallos más comunes, pero no por ello más conocidos, del oficio del historiador. Sus hallazgos en este sector son extrapolables a otros sectores de la actividad científica y creativa donde muchos escritores y autores caen en las mismas falacias con presunción, falta de tacto, inseguridad y falta de rigor por.