En febrero de 1959, el presidente Adolfo López Mateos aprobó la propuesta del secretario de Educación Jaime Torres Bodet para que el Estado editara y distribuyera en forma gratuita libros de texto y cuadernos de ejercicios para todos los alumnos que cursaran educación elemental. Esta iniciativa surgía de la necesidad de cumplir con la gratuidad de la educación estipulada por el artículo 3° Constitucional. La obligatoriedad de los libros de texto gratuitos dio lugar a una enconada polémica. La diversidad de argumentos mostró el amplio frente organizado en contra de esta medida tomada por el gobierno. En buena parte el debate reflejó la antigua rivalidad entre el Estado y la Iglesia por el control del sistema educativo. El conflicto escolar llegó a rebasar los límites de una polémica meramente educativa para tomar, aunque por corto tiempo, las dimensiones de un conflicto a nivel nacional.