El objetivo de este artículo es analizar en qué ha consistido la desregulación financiera y qué efectos ha tenido. Se abordan tres aspectos del fenómeno: la liberalización de los mercados financieros, la desregulación de la actividad de las entidades financieras y la privatización del control del sistema financiero. La tesis que se defiende es que la desregulación financiera y la privatización del control han generado un escenario ideal para la actividad especulativa a gran escala. Ese panorama no parece que vaya a cambiar a corto plazo, pues las medidas que ha anunciado el G-20 no servirán para modificar la lógica intrínsecamente especulativa del funcionamiento del sistema financiero.