Este artículo se pregunta si: ¿la política migratoria restrictiva elaborada y puesta en marcha por el gobierno francés, a través de la aceleración de las salidas y de la reducción de las entradas, que pretende reducir el número de inmigrantes y favorecer une inmigración de trabajo tratando de atraer a los más cualificados, permitirá hacer frente a los nuevos retos impuestos por el envejecimiento de la población, el aumento de la mortalidad y la disminución de la población activa? Defendemos la hipótesis según la cual, esta política carece de sentido en un contexto caracterizado por un bajo saldo migratorio, porque la llegada continua pero reducida de inmigrantes no compensa el envejecimiento de la población, provocará una falta de mano de obra, un declive de la actividad económica y una crisis del sistema de pensiones, por el aumento de los jubilados y el descenso de la población activa. Más allá, se repercutirá tanto en el crecimiento económico como en el Estado de Bienestar. A pesar de estos datos, el gobierno francés se empeña en aplicar su política de inmigración en razón de las ideas de los gobernantes, de la presión de la extrema derecha y de la visión cortoplazista de los cargos electos.
This article asks whether the restrictive policy on migration drawn up and implemented by the French government speeding up emigration and reducing immigration in an effort to reduce the number of immigrants and encourage an immigrant workforce, in an attempt to attract more skilled workers, will enable them to overcome the new challenges imposed by the ageing of the population, the increase in the mortality rate and the reduction of the active population.
We defend the hypothesis that this policy does not make any sense in a context characterised by a low balance of migration, because the constant albeit reduced stream of immigrants arriving in the country is no compensation for the ageing population. It will lead to a lack of manpower, a decline in economic activity and a crisis in the pension system, because of the increase in the number of pensioners and the slump in the active population. Beyond that, it will have repercussions on both economic growth and on the Welfare State. Despite these facts, the French government is set on applying its policy on immigration in line with the ideas of the people in power, of the pressure from the extreme right and of the short-term view of the politicians.