Las personas "sin hogar" conforman una realidad social heterogénea en sus características personales y en relación a los procesos individuales que explican cómo se llega a una situación tan extrema de exclusión. Esta circunstancia explica la necesidad de establecer pautas de intervención social que proporcionen respuesta a sus múltiples y diversas necesidades. Dicha intervención debe concretarse en un proceso de acompañamiento social, donde la relación de ayuda del profesional se establezca desde un criterio de proximidad y de aceptación de las peculiaridades personales y sociales que presentan estas personas.