El trabajo parte del supuesto, bien conocido, según el cual la educación es un proceso y proyecto personal asociado a motivaciones, propias e inducidas, que en nuestros días debe llevarse a cabo contando con las condiciones de exterioridad y ambigüedad propias de nuestro tiempo. En este contexto, parece conveniente retrotraer la reflexión hacia ámbitos de vida concreta, susceptibles de inducir motivos más aceptables para el actual individualismo y dentro de la consiguiente ambigüedad axiológica. Tomando la «estima de sí» como origen de motivación y valor, el trabajo se aproxima a algunos de estos ámbitos como son el conocimiento intelectual, la intimidad, la alteridad, el lenguaje y el hábitat, entre otros posibles