Ignacio Rupérez
La llegada de Obama a la Presidencia alienta posibilidades de cambio en las relaciones entre Estados Unidos e Irán. Es necesario que la nueva Administración sepa mover las fichas del tablero de Oriente Medio, situando bien a Irán dentro de ese mapa. Ha llegado la hora de la diplomacia creativa, y como reclaman algunos prestigiosos analistas, la mejor manera de recomponer la zona y dotarla de estabilidad es propiciar un sistema de seguridad regional en el que Irán se encuentre integrado, se limiten sus aspiraciones revolucionarias y se le obligue a cumplir con las normas internacionales.