José L. Rodríguez Regueira
Piensen que soy un oportunista más de esos con buen olfato para el mercado, y que viendo lo que veo, decido enrolarme en un embolao de esos existencialista, con viaje, autenticidad y todos los complementos necesarios para una buena historia. Y dicho esto, y dado que no hay nada serio que reseñar, ahora dejémonos llevar por la imaginación y piensen en la novela de Albert Camus "La peste", en la que una ciudad se queda cerrada sobre sí misma debido a una de las epidemias de peste bubónica más mortíferas que ha conocido esa ciudad. Ante este dramático escenario sus gentes deberán adecuar su vida a esa convivencia y amenaza cotidiana que implica el contacto constante con la muerte. Sorprendentemente uno de los personajes que sobrevive a la misma es quien más en contacto está con ella, el enterrador. Quizás en un mundo encerrado sobre el mercado, más que inventar distancias sobre las que reinstaurar el mundo libre de antes, sería una mejor opción tomarlo por lo que es: el sin-sentido mismo del mundo, y desde ahí dentro ya veremos.