María Fernanda Fernández Gutiérrez
El patrimonio industrial ha ido adquiriendo importancia dentro de nuestra cultura y sociedad occidentales; aunque joven, es un vasto ámbito de estudio en el que recientemente se ha ido manifestando un interés creciente por el paisaje de la industria. Gracias al descubrimiento de esta dimensión territorial, aspectos como los laborales, técnicos, socioeconómicos, antropológicos, arquitectónicos o estéticos que antes eran prioritarios y se analizaban aisladamente, pasan ahora a organizarse y explicarse en virtud de su posición en una red más compleja, tridimensional, la que teje la industria al implantarse en un espacio. La industria imprime sus huellas en el espacio, humanizándolo. Hay que escrutar estas improntas en la fase de campo, como enseña la ¿arqueología industrial¿, y también deben ponerse en valor en los procesos de rehabilitación para adquirir así una idea global de nuestro pasado a través de sus vestigios materiales. Esta tendencia procede de Francia y su manera de interpretar el patrimonio industrial, pero se ha ido extendiendo por el área latina de Europa y España participa de ella plenamente. Se recogen (a través de diferentes obras y referencias dispares) el desarrollo de esta tendencia, las características de este paisaje, la lógica socioespacial que imprime la producción industrial y se reflexiona específicamente sobre el medio minero, por su especial relevancia en Asturias.