Armando Fernández Steinko
La democracia política, entendida como derecho universal al sufragio, no ha triunfado nunca sola, sino que ha llegado siempre de la mano de la democracia social, económica y empresarial. Las grandes movilizaciones sociales del siglo XX a favor de la democracia, y que podemos agrupar en tres siglos (1917-1924, 1944-1959 y 1968-1980), fueron impulsadas una y otra vez por una combinación similar entre oposición masiva a la guerra y su cultura, rechazo de la autocracia empresarial y rechazo de los roles vigentes en la familia patriarcal. Estas movilizaciones son las que han acabado por imponer el sufragio universal y no las fuerzas liberales encubadas en la doctrina política del siglo XIX. Todo lo contrario: sólo el debilitamiento del modelo de empresa del diecinueve, modelo que sustentaba la concepción liberal de la economía y la política, permitió avanzar hacia la consolidación del sufragio universal.