En los últimos tiempos, el desempleo se ha covertido en un problema económico, social y familiar para gran cantidad de ciudadanos. Pero los estragos de la crisis económica no sólo afectan a los que se quedan sin trabajo o no pueden encontrar su primer empleo. Hay un gran número de personas, que están laboralmente activas, viven la coyuntura económica con el miedo a perder su puesto de trabajo. Las empresas y organizaciones deben ser conscientes de que esta percepción de amenaza mantenida en el tiempo puede provocar problemas de estrés crónico a los trabajadores, teniendo seriasa repercusiones para la salud laboral y los resultados económicos.