La victoria en las elecciones del 10 de febrero del bloque de la derecha y la marginación de la izquierda hacen que muchos consideren inverosímil un avance en el proceso de paz. El pesimismo ha sido una de las causas de que el electorado israelí se escore a la derecha. Poco o nada se logrará si la nueva administración de Washington y la UE no se involucran con toda su voluntad política en las negociaciones palestino-israelíes.