La inestabilidad de Líbano, la retirada de tropas de Irak, la reintegración internacional de Siria, el programa nuclear de Irán y el papel de este país a la hora de apaciguar Afganistán son asuntos que requieren soluciones propias, pero ninguna será duradera mientras no se resuelva el gran conflicto de Oriente Próximo. No es sólo la violencia islamista radical, se trata también de la amenaza que suponen el tráfico de drogas y la proliferación de armas nucleares.