La fuente de la vida social es, según Durkheim, la similitud de las consciencias y la división del trabajo. La primera es más evidente entre las sociedades primitivas, en las que la «solidaridad mecánica», puesta de manifiesto por la ley represiva, prevalece. La segunda es propia de las sociedades avanzadas, en las que se manifiesta una mayor<> y en las que las reglas jurídicas definen la naturaleza y las relaciones de las funciones. Al combatir el individualismo y basar la existencia de las sociedades sobre el <>, Durkheim refuta su énfasis positivista que niega la relevancia de los fines en el estudio científico de la sociedad. En su discusión de los fines sociales hay una tendencia antimecanicista latente. La teoría del desarrollo unilineal está basada sobre datos etnográficos deficientes. Asume la ausencia de división del trabajo entre las sociedades primitivas, así como la de la «solidaridad mecánica» entre las sociedades modernas. Las leyes represivas y restitutivas se usan como índices de la solidaridad mecánica y orgánica, pero Durkheim no establece con ninguna precisión las perfectas relaciones que él da por sentadas entre sus tipos de solidaridad y de leyes.