Este artículo propone una reflexión en relación con la revitalización del discurso justificatorio de la tortura en determinados ámbitos del pensamiento político y de la práctica jurídica en nuestros días. El autor muestra los aspectos básicos de la doctrina que a partir de la sublimación de la posición política y jurídica del jefe del ejecutivo en el nuevo Imperio, desarrolla una estrategia a favor de la legitimidad de la tortura como instrumento de acción política y jurídica. Tras analizar los distintos argumentos que reivindican la licitud de la tortura, se desarrolla la tesis de acuerdo con la cual existe una conexión conceptual entre tortura e ilegalidad, una contradicción fenomenológica entre derecho y tortura.