La Unión Europea, a través de su primer pilar, el comunitario, se ha convertido en un actor sumamente importante en la moderna política de cooperación al desarrollo. La lucha contra la pobreza y las desigualdades internacionales se ha convertido en un tema esencial de la agenda internacional de nuestros días. La Unión está en buenas condiciones para experimentar con nuevos enfoques y para responder con rapidez unte los cambios de prioridades que imponen tanto la evolución de sus intereses como la de la escena internacional.
La Comisión Europea ha lanzado recientemente nuevas propuestas renovadoras de la política de cooperación y ha reformado profundamente sus instrumentos de gestión. El Consejo de Ministros, por su parte, ha tomado decisiones que afectarán a la política de desarrollo en los próximos años.
Uno de los aspectos más destacados de la acción comunitaria estriba en el decidido apoyo prestado a los vínculos entre desarrollo y democracia. La ayuda a esta última se configura hoy como una de las palancas para promover el primero.
La Unión ha ganado ya experiencia en este campo difícil que aparece en la actualidad como uno de los más importantes retos para la política comunitaria del futuro.
El artículo, basado en documentación oficial comunitaria, está impregnado por las experiencias de su autor, funcionario en la Comisión Europea durante casi quince años.