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La previsible entrada de la empresa rusa Lukoil en el accionariado de Repsol es el último episodio de un largo proceso de cambio y expansión de la industria petrolera rusa. Desde 2000, la producción y la exportación de crudo han registrado un extraordinario crecimiento y, desde 2003, la organización del sector ha sufrido profundas transformaciones. El proceso de re-control estatal ha incluido cambios significativos en la estructura empresarial del sector y un mayor protagonismo en la delimitación de la estrategia de internacionalización de la industria. Entre sus objetivos destacan el aumento del volumen de exportaciones, la consolidación de la posición exportadora en Europa, la diversificación de las ventas de crudo y derivados hacia otros mercados, y el impulso de la internacionalización productiva de sus empresas para situarlas al nivel de las grandes OIC (Oil International Companies) occidentales.
