La medición de la actividad económica es fundamental para analizar el bienestar material de la sociedad y la dinámica económica. Sin embargo, no existe un criterio único para realizar esta medición, dadas las discrepancias en la definición del concepto de trabajo productivo entre y al interior de los distintos paradigmas económicos. Por un lado, la teoría ortodoxa concibe la producción como un proceso físico o material, como producción de bienes y servicios. Como consecuencia de la amplitud de esta definición, incurre en una serie de inconsistencias en sus planteamientos prácticos sobre la medición de la actividad económica, por lo que fracasa en su intento de servir como medida del bienestar. Además, al mezclar flujos productivos de muy distinta índole, frustra su utilidad para el análisis de la dinámica económica. Por otro lado, la teoría laboral del valor tiene un concepto de trabajo productivo coherente, a pesar de las controversias suscitadas en más de un siglo de debates, basado en una concepción de la producción históricamente específica; aunque esta limitación le impide fundamentar el análisis del bienestar, es útil para el análisis de la dinámica económica. La última parte del artículo discute las transformaciones necesarias para convertir las categorías contables ortodoxas en categorías acordes con la teoría laboral del valor. La comparación de ambas categorías para España entre 1954 y 2006 evidencia importantes diferencias en la medición del crecimiento económico y la distribución de la renta.