Vivimos en sociedades envejecidas. El aumento de la esperanza de vida y la disminución de la fecundidad conllevan un debilitamiento de las estructuras familiares tradicionales entre las diversas generaciones. Ha aumentado la diversidad en las formas familiares, valores, normas, y costumbres. La prolongación de la vida y la coexistencia de varias generaciones permite poder detentar durante más años los diversos estatus y roles familiares. A pesar de los cambios en las relaciones familiares, de la investigación existente se desprende que la familia sigue siendo una institución social fundamental en el apoyo a las personas que lo necesitan, y en cuyo seno todavía se sigue practicando el intercambio de bienes y servicios �como el cuidado, entre otros�entre las generaciones. Es la permanencia en las sociedades contemporáneas de la solidaridad familiar intergeneracional. En ese contexto se presentan diversos resultados derivados de la investigación europea Old Age and Autonomy: The Role of Social Services System and Intergenerational Family Solidarity.