La Política Europea de Vecindad se presenta tras la ampliación como la más ambiciosa de las estrategias de política exterior europea. Transcurridos tres años desde su aplicación, puede intentarse una primera evaluación de su eficacia para conseguir los objetivos propuestos. Se ha elegido como estudio de caso los tres países vecinos de Europa Oriental: Ucrania, Moldova y Belarús. La historia de Ucrania y Moldova puede calificarse de éxito en la medida en que en estos años han estrechado sustancialmente sus vínculos con la Unión produciéndose una transformación de sus sistemas políticos y económicos. En el caso del Belarús, sin embargo, la oferta de beneficiarse de los incentivos de la vecindad no resulta suficiente para promover el cambio político.