La autorregulación del sistema financiero es una práctica típicamente británica poco extendida en España, Francia o, incluso, Estados Unidos. Su principal ventaja, en comparación con la regulación del sector público, se deriva de la proximidad de los agentes a los mercados, de su pragmatismo y de los menores costes de supervisión. Pero la autorregulación puede acabar siendo también inadecuada y transformarse en una forma de corporativismo, ineficiente y anticompetitivo. En este artículo se revisa el alcance de la autorregulación en Estados Unidos, Reino Unido, España y otros países, y se proponen algunas fórmulas para una correcta aplicación de la misma.
Palabras clave: sistema financiero, mercado de valores, intermediarios financieros, legislación, España, Reino Unido, Estados Unidos.