La globalización ha cambiado completamente la escala de la intervención territorial. La economía global ha generado espacios continentales de cooperación económica y comercio. Paralelamente se crearon reguladores internacionales. Análogamente, hace falta una cultura del espacio que tenga en cuenta estas mutaciones macroeconómicas. Este artículo comparte algunas reflexiones sobre qué podría implicar esta nueva cultura territorial y cómo influiría en los profesionales que tratan con el entorno construido