La visita del Papa a Valencia (España), los días 8 y 9 de julio de 2006 para clausurar el V Encuentro Mundial de las Familias, fue programada por la jerarquía eclesiástica española, el Vaticano y el Partido Popular valenciano como una gigantesca representación escénica de la confrontación política de la Iglesia católica con el Gobierno socialista. Sin embargo, la tragedia del metro de Valencia, que costó la vida a 42 personas, rebajó la tensión política. Benedicto XVI utilizó un tono conciliador y dialogante con el jefe del Estado y el presidente del Gobierno, si bien mantuvo intacta e inmutable su defensa de la familia fundada en el matrimonio indisoluble entre hombre y mujer como pilar fundamental de la sociedad. En este marco, el autor hace una reflexión crítica sobre la actitud de la jerarquía católica española en el actual momento político. Su objetivo es colaborar en la construcción del Estado laico, que con tantas dificultades se está encontrando por el camino.