Juan María Sánchez-Prieto
La historia se construye sobre las preguntas o problemas que el presente plantea al pasado desde una preocupación de futuro. En ese sentido, el juego generacional resulta determinante enlaconfiguración de imaginarios y sensibilidades y, en definitiva, en la transformación de las culturas políticas. La erosión de los principales elementos constitutivos de la filosofía y valores de la Transición española, la evolución de la visión de la historia y de la política de la memoria, la persistencia de los debates en torno ala definición y construcción del Estado como consecuencia de la escalada nacionalista, la expectativa de una «segunda transición» en el juego político, son aspectos que manifiestan la existencia de una lógica generacional que, treinta años después, lleva a cuestionar la cultura política de 1978. En cualquier caso, el hecho produce inquietud, puesto que la Transición constituyó unéxito celebrado por la historia y que pareció poner fin al mito del fracaso español en provecho de la normalidad española.
History is always made with the questions we ask about the past from the standpoint of the present, but having the future in mind. In that sense. the play among generations is determinant in the configuration of imaginaries and sensibilities and. finally, in the transformation of political cultures. The fading of the main philosophical and political values of the Spanish Transition, the changes in the vision of history and in the politics of memory, the enduring debates on the construction and definition of the Spanish State resulting from the increase of nationalism, the expectation of a so-called «second Transition» in the political arena, those are all aspects which highlight an ongoing questioning of the political culture of 1978 along generational lines. However that may be, that questioning is worring because the Spanish Transition was a success, which put an end to the myth of Spanish historical failure while celebrating the arrival of Spanish normality.