Ángeles Espinosa
Irán, la mítica Persia, se convirtió en 1979 en el país de los ayatolás. Su aislamiento tras la guerra con Irak sólo reforzó las imágenes estereotipadas de la Revolución Islámica. Pero una nación de 72 millones de habitantes, un 70 por cien menores de 30 años, no puede ser monolítica. Con una de las sociedades civiles más vibrantes de la región, la imagen exterior de Irán no corresponde con exactitud a la realidad. Jóvenes y mujeres se han convertido en los abanderados de la reforma y la apertura de la República Islámica.