Desde 1978, el 40% de los presidentes electos en Sudamérica han sido desafiados por actores civiles que intentaron forzarlos a dejar sus cargos antes de tiempo. A través del juicio político (impeachment) y de renuncias, 23% han caído y han sido reemplazados por civiles. Los presidentes desafiados fueron más proclives a seguir políticas neoliberales, a estar personalmente implicados en escándalos y a carecer de mayoría parlamentaria en relación a sus colegas no desafiados. Entre los presidentes desafiados, la presencia o ausencia de grandes protestas callejeras demandando que fueran removidos de sus cargos es un factor crucial en la determinación de sus destinos. Estos desarrollos cuestionan diversos supuestos centrales acerca de los regímenes presidencialistas: que los mandatos presidenciales son firmemente fijos y que la consecuencia del conflicto político en el presidencialismo es el quiebre democrático.
Since 1978, forty percent of elected presidents in South America have been challenged by civilian actors trying to force them to leave office early. Through impeachment and resignations, twenty three percent have fallen and been replaced by civilians. I find that challenged presidents were more likely to pursue neoliberal policies, be personally implicated in scandal, and lack a congressional majority than their unchallenged counterparts. Among challenged presidents, the presence or absence of large street protests demanding they be removed from office is then crucial in determining their fates. These developments confound several core assumptions about presidential regimes: that presidential terms are firmly fixed, that populations cannot withdraw as well as grant presidential mandates, and that the consequences of political conflict in presidentialism are democratic breakdown.