Casi 25 años han pasado desde que América Latina inició lo que ha resultado ser la experiencia más completa y duradera que haya tenido con una democracia constitucional. Sin embargo, la euforia que acompañó al advenimiento de la democracia ha comenzado a decaer. Particularmente conflictiva es la continuidad del patrón de inestabilidad que afecta la gobernanza en los niveles más altos. En varios países, los presidentes han visto decaer los niveles de aprobación a su gestión mientras que los de los legisladores y líderes partidistas han decaído de manera aún más abrupta. Muchos presidentes han dejado el cargo dando como resultado un legado de esperanzas rotas e instituciones debilitadas, pero al menos lo han hecho acorde a lo previsto. Sin embargo, catorce presidentes no lo han hecho.
Almost 25 years have passed since Latin America began what has turned out to be the fullest and most enduring experience it has ever had with constitutional democracy.
Nonetheless, the euphoria that accompanied democracy�s rise has begun to wane. Particularly troubling is a continuing pattern of instability that affects governance at the highest levels. In country after country, presidents have seen their job-approval ratings plummet while those of legislators and party leaders have tumbled even more steeply. Many a president has left office trailing dashed hopes and enfeebled institutions, but at least has left according to schedule. Fourteen presidents, however, have not.