¡Sálvese el que pueda!, ¡Santo Dios!, ¡Ave María Purísima! Estas son algunas de las muchas expresiones de angustia exteriorizadas en todos los tonos cuando el hombre como especie se enfrenta (o en el mejor de los casos se entera por medio de las noticias) a la ocurrencia de algún fenómeno perturbador1.
El presente documento plantea la importancia de que las empresas del sector privado notifiquen respecto de las emergencias que tienen con sustancias químicas a las autoridades ambientales correspondientes. No existe la cultura institucional por parte de las organizaciones para informar cuando se generan emergencias, más bien tienden ocultar los hechos o minimizarlos, lo que impide desplegar estrategias y acciones efectivas (de responsabilidad compartida entre el sector privado y las autoridades) de anticipación, atención, protección, a las comunidades que están en el entorno.