El silencio, entendido como vacío absoluto, es la ausencia de comunicación. Es el secreto: aquello que no se quiere revelar ni dar a conocer. Así que, cuando hablamos de los silencios de la ciencia (en plural), hacemos referencia a este tipo de silencio. Y no sólo nos referiremos a un silencio aparentemente inocente (relacionado con la necesidad de recogimiento intelectual), sino a dos silencios mucho más culpables. La ciencia también guarda silencio cuando las investigaciones científicas están vinculadas a los intereses mercantiles. Y sobre todo la ciencia guarda silencio cuando los experimentos y sus aplicaciones tecnológicas están, directa o indirectamente, al servicio de la guerra. Aquí se hablará de esos tres grandes silencios. Se buscarán las causas y las consecuencias de la penumbra comunicativa. Pero el proceso conjetural previo nos permite anunciar la hipótesis de partida siguiente: la comunicación es la gran asignatura pendiente de la ciencia.