Edoardo Bazzaco
Durante el último año, tanto la Unión Europea (UE ) como el Estado español han demostrado, una vez más, su falta de capacidad para elaborar políticas reales y realistas en materia de inmigración. Las decisiones y actuaciones de los Estados miembros de la Unión en materia de inmigración han confirmado la realidad de una Europa-fortaleza, de una UE-isla inalcanzable para las personas que no reúnan determinadas condiciones de entrada. La obsesión de los políticos europeos por el control de las fronteras ha contribuido a provocar, en 2007, la muerte documentada de 1.861 personas �aunque fueron muchos más los fallecidos de los que nada se supo� mientras intentaban cruzar irregularmente, por mar o por tierra, los confines comunitarios. Y eso por no tener otra opción, al ser los mecanismos regulares de entrada de la UE totalmente y criminalmente desfasados respecto a la realidad de los procesos migratorios actuales.