El Premio Nobel de Economía 2008 ha sido concedido a Paul Krugman, un "keynesiano partidario del mercado", como él mismo se autodenomina, que si bien cree en el papel que desempeñan los mercados, también considera que, en situaciones de crisis, hay que intervenir para evitar males mayores. Es, posiblemente, uno de los economistas más conocidos tanto por los profesionales como por los que no lo son, gracias a sus libros y artículos periodísticos en los que ha divulgado sus ideas de una forma clara e inteligible. Sus aportaciones más relevantes a juicio de la Academia Sueca se centran en el ámbito de la teoría del comercio y de la localización de la actividad económica. A ellas nos referiremos en este artículo, así como a otros aspectos de su obra.