¿Podemos esperar alguna ayuda de la filosofía política para el juicio político? En la obra de Garzón Valdés hay razones para dar una respuesta positiva a esa pregunta. Particularmente en su propuesta de un «criterio de irracionabilidad» que «funcionaría de manera similar a la falsabilidad en las ciencias naturales», sirviendo de limite a lo «meramente racional». El problema es si la vía de los consensos universales suministra criterios con real contenido informativo. Desde otro punto de vista, al final nos encontramos con el problema de siempre, que impide sostener la comparación: en filosofía práctica no hay posibilidad de control empírico. Pero disponemos de otros tipos de controles, más inseguros pero no irrelevantess. Hay uno que Ernesto supera con la mejor nota: la veracidad en el trato con las propias ideas.
Can we expect any help from political philosophy for the political judgement? In the work of Garzón Valdés there are reasons to give a positive answer to that question. Particularly in its proposal of a «criterion of irrationability» that «would work of way similar to the falsability in natural sciences», providing limits to the «purely rational». The problem is if the route of the universal consensuses provides criteria with real informative content. From another point of view, in the end we find the enduring problem, which prevents to maintain the comparison: in practical philosophy there is no possibility of empirical control. But we have other types of controls, more uncertain but relevant. There is one that Garzón Valdés passes with the best grade: truthfulness in dealing with his own ideas.