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El continuo deterioro que ha experimentado la crisis financiera desde su gestación en los primeros meses de 2007 se está filtrando a la economía real. El círculo vicioso que está retroalimentando el proceso de desapalancamiento de balances de entidades financieras, con serios problemas para acceder a financiación y capital, ha derivado en una pérdida de confianza total de los diferentes agentes del sistema financiero y, consecuentemente, en una grave inoperancia en la transmisión de crédito. Las cotizaciones bursátiles no han sido ajenas a esta crisis, y sufren la mayor caída semanal de su historia en octubre. Las medidas excepcionales que están adoptando bancos centrales y gobiernos son absolutamente necesarias para contener una crisis financiera global sin precedentes.
