La reforma de los sistemas públicos de pensiones en América Latina se ha orientado hacia la sustitución de un sistema de prestaciones definidas por un sistema de aportaciones definidas. Después de analizar brevemente los problemas tradicionales a los que se enfrentaban los sistemas de reparto en los países latinoamericanos, agravados más recientemente por el proceso de internacionalización económica, se pasa revista a las principales características de los nuevos sistemas implementados. El artículo finaliza comentando algunos de los resultados que ya comienzan a observarse en relación al ámbito de protección, los costes de gestión o la rentabilidad de las aportaciones tomando como referente el caso chileno.