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Sabino Larrea Ereño
Después del análisis de los efectos económicos y de las actitudes nacionales respecto del mercado único de 1992, se han comentado los obstáculos que tiene que salvar el sector agroalimentario, sobre todo el subsector agropecuario adaptarse a la creciente competencia y estar en condiciones de enfrentarse al nuevo reto que representa el Mercado Unico de 1992, ante el que es posible adoptar dos posturas: activa una y pasiva la otra. La postura activa es la de los que desean aprovecharlas grandes oportunidades de desarrollo que ya se dan. La postura pasiva es la de los que prefieren esperar y ver lo que les deparará 1992. Mientras las industrias del primer grupo, las menos, presentan cada vez mayor dinamismo, las del segundo, la inmensa mayoría, corren el riesgo de verse submergidas por los acontecimientos. Por todo, la Administración Autonómica, que asumió la dirección del desarrollo del sector agroalimentario, debe actuar con energía y afrontar con moral de victoria el reto del Mercado Unico de 1992.
