A. Gramsci decía, hace medio siglo que el valor de un acto de conocimiento, no radica sólo en la trascendencia del aporte, sino en la apropiación que los hombres hagan de él. Por eso, y revisando la concepción individualista del trabajo intelectual en que hemos sido formados, expreso mi reconocimiento a numerosos interlocutores, reales e imaginarios, que con el aporte de sus hipótesis, análisis y críticas, me posibilitaron el ordenamiento de este trabajo El nacimiento del ser humano se inicia a través de la violencia. Una violencia caracterizada por la brusca alteración de la armonía del mundo intrauterino. Esta armonía se restablece paulatinamente merced a los cuidados que le prodigan los compañeros humanos. Estas secuencias, frustración - gratificación, displacer - placer, marcarán el desarrollo del psiquismo humano y, paradójicamente, promoverán su estructuración.
Tanto en la primera como en la segunda infancia, se repetirá esta dialéctica entre los movimientos tendientes al hedonismo, a la búsqueda del placer , y al acomodamiento de los mismos a las normas que propone el microsistema social que configura la familia.