Tratamos de analizar en este artículo, en una perspectiva dinámica, cómo se están construyendo los procesos de integración social en determinados espacios de asentamiento como Navarra, marcados por el alto dinamismo económico, un nivel comparativamente alto de cohesión social y un modelo territorial que favorece la dispersión residencial de los inmigrantes. Podremos ver las peculiaridades de este tipo de territorios y las diferencias respecto de otros que cumplen otras funciones dentro del conjunto del mapa de las migraciones en España y valorar así su potencial integrador y sus problemáticas específicas. Centrándonos en estos territorios que presentan mayor potencial integrador, podremos establecer una asociación entre los procesos de integración social de los inmigrantes y el impacto positivo en la sociedad de acogida. Cabe pensar que a mayor integración social, mayores son los beneficios, en términos demográficos, económicos y sociales, que recibe la propia sociedad de acogida. En un momento como el actual, en el que nos enfrentamos a las primeras fases de un largo proceso migratorio en España, esta constatación pone de relieve la responsabilidad de las políticas sociales y de las políticas de empleo para construir un modelo de integración que haga de la inmigración un juego de suma positiva en el que tanto los inmigrantes como el conjunto de la sociedad salgan beneficiados.