Los movimientos migratorios procedentes del resto de España constituyen la base del crecimiento de la población catalana hasta la década de los 1970s. En los últimos años se ha iniciado un nuevo flujo migratorio procedente de países no comunitarios que, lejos de estabilizarse, se ha acelerado, diversificado y extendido a todo el territorio. Sin lugar a dudas, el gobierno de la Generalitat de Catalunya cuenta con una larga trayectoria en el desarrollo de políticas de inmigración, que arranca con el PLA INTERDEPARTAMENTAL D�IMMIGRACIÓ (1993-2000). Sin embargo, el tercer y último plan, el PLA DE CIUTADANIA I IMMIGRACIÓ 2005-2008, aunque con una voluntad continuista, introduce novedades tanto conceptualmente como en cuanto a las líneas estratégicas. Entre dichas novedades destacan el lenguaje de la ciudadanía residente, la incorporación de la identidad como criterio a la hora de orientar las políticas o el establecimiento de líneas prioritarias en correlación con los objetivos políticos. Si bien se trata de un plan marcado por la incertidumbre política y que todavía no puede ser evaluado en su impacto, el artículo reflexiona sobre cómo las directrices y contenidos del Plan pretenden consolidar la denominada �vía catalana� de integración.