La autora reflexiona sobre el difícil balance que todo sociólogo debe establecer entre compromiso y distanciamiento, a partir de sus experiencias como socióloga comprometida. Resume sus reflexiones en cuatro aspectos: evitar el error de situarse "frente" a sus objetos de estudio; reconocer y analizar sus ideologías y las influencias que ejercen sobre su práctica investigativa; identificar conscientemente las coacciones a las que están expuestos los sociólogos, y evitar el error de cosificar y deshumanizar las figuras sociales, que integran sus investigaciones.