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América Latina experimentó durante los años noventa una tasa promedio anual de crecimiento económico bastante mediocre y muy volátil. La distribución del ingreso se polarizó aún más en beneficio de las clases más altas, en perjuicio de las clases medias y manteniendo fijo un nivel de pobreza ya de por sí elevado. El artículo intenta mostrar (haciéndose eco de algunas teorías de Celso Furtado y de M. Kalecki) que las capacidades de producción ociosas y la variación en la distribución del ingreso, en detrimento de los asalariados, son las principales causas que explican la tendencia de América Latina hacia el estancamiento. Por otra parte, la polarización de los ingresos (alimentada por el desarrollo del sector financiero y sus efectos perversos sobre la inversión productiva), el retiro del Estado y la ausencia de una política industrial significativa explican la tendencia rentista de los inversionistas, la modesta tasa de crecimiento durante los años noventa y la fuerte volatilidad en la región
