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María Reina Ferrández Berrueco 
El sistema de evaluación institucional británico tiene una gran tradición e historia, y ha resultado modelo de referencia obligado para todos los sistemas de evaluación de la calidad de la educación superior que se han ido instaurando en los diversos países, sobre todo europeos.
Sin embargo, lejos de tratarse de un modelo estático, parece quedar claro que ha ido evolucionando como fruto del análisis de esa trayectoria, y esa evolución ha derivado en una simplificación del sistema, lo que no significa una relajación en los objetivos de control, sino que más bien parece responder a una adaptación de las nuevas circunstancias, pasando de un sistema de evaluación de resultados centrado en titulaciones (Subject Review) a un sistema de evaluación de de gestión de los procesos centrado en la institución (Institutional Audit). Es decir, el nuevo sistema se centra ya no en los procesos singulares, sino que atiende hacia cómo organiza y gestiona la institución la calidad de su oferta y sus niveles académicos, de tal modo que si se demuestra su capacidad, y los resultados, comparando con los diferentes documentos de contraste se mantienen o mejoran, no hay por qué dudar de que los procesos singulares son también de calidad.
En nuestro país, recientemente han sido publicados los primeros documentos de trabajo para la puesta en marcha de un programa de similares características: el Programa Audit.
Lo que pretende este artículo es realizar un primer contraste entre el sistema de auditoría británico y la propuesta española analizando similitudes y diferencias, ventajas e inconvenientes y tratando de aportar posibilidades de avance al nuevo programa.
