En los últimos años, las teorías de la pena que, en mayor o menor medida, tienen en cuenta aspectos comunicativos, han proliferado tanto en Europa como en EE.UU. Frente a éstas, se ha venido sosteniendo que no logran explicar satisfactoriamente la dimensión física de la pena; especialmente, el “dolor penal”. El presente artículo pretende ofrecer los fundamentos de una teoría comunicativa de la pena basada en el constructivismo epistemológico que, sin negar su realidad psíquica, concibe el dolor penal como constructo comunicativo empleado por el sistema jurídico-penal.