El afán ruso por anclar a Asia Central en su estrategia energética y evitar a países de tránsito como Ucrania y Turquía se refleja hoy en tres grandes proyectos: el North Stream y el South Stream, apoyados por Rusia, y el Nabucco, apoyado por la Unión Europea. Cortejados por Pekín, Moscú y Bruselas, los países del Caspio decidirán las rutas energéticas entre Asia Central y Europa.