Birmania fue en el verano y el otoño de 2007 el detonante anti-chino. Darfur, desde hace años, añade carbón a la caldera. La represión en Tíbet calienta aún más el proceso en el recorrido de la antorcha olímpica, desde Londres a São Paulo, desde Sidney a Nueva York. Y son los chinos los que dentro y fuera de la República Popular se levantan en defensa del honor de su país. Los Juegos Olímpicos son una ocasión única para mostrar el cambio de la sociedad china. No pueden servir de pretexto al activismo.