La violencia que se presenta en el salón de clases entre estudiantes y profesores, originada por la aplicación de malas prácticas educativas, repercuten en un conflicto donde, en ocasiones, los padres de familia tienen que intervenir para defender los derechos de los estudiantes, los sindicatos para salvaguardar los intereses del profesor y la escuela para proteger la integridad institucional, silenciando o acallando, estos últimos, las malas prácticas educativas. La violencia como consecuencia del acoso o bulling no ha sido tomada en cuenta, dentro de las políticas y prácticas educativas, como un factor que lastima el aprendizaje del estudiante y desmotiva al profesor. Con este estudio se pretende demandar una mayor atención por parte de las autoridades académicas para que velen por la salud física y psicológica de los alumnos y profesores.